Garganta profunda a una mujer sesentona
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Estas maduras podridas de dinero creen que pueden comprarlo todo con pasta, incluso la voluntad de los demás, siempre que sea para cumplir sus deseos. Las muy cerdas no tienen otra cosa que hacer que gastar el dinero de sus maridos yendo de compras y obteniendo todos los lujos posibles; pero parece que eso no es suficiente para ellas. Tras un día de compras masivas, cuando iban en su limusina ya camino a casa, una de ellas confesó que estaba cachonda, y que necesitaba el orgasmo de una buena polla. Sin cortarse un pelo, la otra hizo parar al chófer al lado de la carretera, entrar en la parte trasera de la limusina, y convertirse en el toy boy de ambas.