Como hace poco más de un año que esta tetona cincuentona se ha quedado sin marido, todavía le parece pronto para salir a buscar maromos, aunque dios sabe que necesita una buena polla dura como el comer. Así, se ha decidido a acercarse a unos de esos establecimientos donde se practica glory hole (ya sabes, esos sitios donde aparecen de repente vergas por unos agujeros en la pared). Sus amigas le han insistido mucho en que vaya a uno de ellos y disfrute de un buen rabo de forma anónima, para que se quite un poco las ansias de follar. Y aunque esto no es precisamente sexo gratis, porque sus buenos cuartos le ha costado, la verdad que ha salido bastante contenta del lugar, con corridas en sus tetazas incluida.