Culona rusa complaciendo a su marido
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Debe ser cierto eso de que las preñadas quieren sexo a todas horas por culpa de sus hormonas; aunque desde luego, ¿a quién no le gusta un polvo matutino a primera hora de la mañana, junto a la piscina? Este matrimonio no duda en empezar sus días con sexo salvaje, aunque antes se den un bañito en la alberca de su patio trasero; pero claro, en cuanto empiezan a tocarse y masturbarse, se vuelven al dormitorio y a la comodidad de la cama. Allí, el marido le come el coño a su esposa cuarentona, preñada de su primer hijo y con tantas ganas de follar como nunca.