Madura pierde la ropa jugando a las cartas
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Bueno, pues esta es una afición como otra cualquiera, sólo que algo extraña, aunque hay de todo en este mundo. Este chico se hizo voluntario en una residencia de ancianos, con la excusa de hacer prácticas de geriatría. Claro que no puso en el currículo que tenía un objetivo oculto: poder follarse a todas las abuelas que todavía pudieran tener sexo, y que quisieran, por supuesto. Aunque lo último, la verdad, era algo por decir, porque ¿qué jubilada no iba a querer que se la tirara un jovencito con polla dura?
Como comprenderás, llegó el momento que tuvo que hacerse un horario, pues no daba a basto para follarse a tanto coño viejo. Y le ha tocado el turno a esta guarra de 90 años, cuyos familiares alucinarían si la vieran en este momento.