Las viejas también se masturban
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Cuando esta mujer jubilada debería andar por ahí de viaje con el IMSERSO o cuidando a sus nietos como una abuelita amorosa, fíjate en cómo nos la encontramos. Abierta de piernas, penetrada por varias pollas, mojada por sus corridas: desde luego, la última imagen que te podrías imaginar, y su familia también. Está claro que la jubilación ha sido para ella como una liberación, y se ha dedicado a darle un giro a su vida sexual, que se supone debía estar muerta. Ah, pero ese viejo coño está demasiado vivo y caliente como para dejarlo en barbecho, tiene que estar regado por corridas continuamente.