Viuda se quita la pena a pollazos
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Cuando es una mujer cuarentona, no puede andar ya por ahí en polígonos y sitios así para hacer la calle; así que esta prostituta madura se ha decidido a hacer servicios a domicilio. Tiene buena clientela, aunque algunos tíos, al verse en su propio terreno, la hagan hacer cosas absurdas a la hora de follar por dinero. Por ejemplo, este hombre ha hecho que se ponga un antifaz bastante burdo, en plan misterioso, como si no supiera que iba a venir; y es más, como si se fueran a ver muchas veces más y quisiera mantener el misterio. A ella le gustaría repetir, aunque sin tanta tontería; y es que el tipo le ha metido un buen polvo, y ella se lo volvería a hacer todo gratis.