Me follo a una vieja con el coño lleno de piercings
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Con toda la confianza que le daba el haber estado entrando en la casa de esta señora desde hace años, el chaval se metió hasta el dormitorio, donde se llevó una buena sorpresa. Nunca había visto el coño de una anciana, pero allí estaba ella, la abuela de su mejor amigo, con las piernas abiertas haciéndose un dedo. La imagen lo dejó impactado en un primer momento; en el segundo, no podía creer que esa vieja en lencería y con el coño mojado lo había puesto cachondo. La señora lo descubrió, y lo invitó a entrar en el dormitorio, sin que pudiera quitar la vista de sus tetas gordas; y está claro que aquello era la crónica de una follada anunciada, porque la vieja caliente no iba a dejar escapar la oportunidad.