A la abuela le gusta pagar en carne
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Casi no podía creerse cuando llegó a su cuarto que hubiera una mujer dormida en su cama. Acercándose, se dio cuenta de que era su abuela, pero no fue eso lo que lo alucinó; es que la vieja tenía puesto un salto de cama y llevaba tangas, y no podía apartar la vista de su culo. ¿La madre de su padre siempre había tenido esas carnes bajo sus vestidos de anciana? Leches, no podía dejar de mirarla, y al final tuvo que tocar; y sintió su coño mojado al poco de empezar a acariciar su raja, vaya guarra cachonda. Pero al final la mujer despertó, pensando que soñaba con una masturbación; al darse cuenta de que era su nieto, qué quieres que te diga, ya estaba muy caliente para no querer follar.