Las viudas también follan por el culo
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Nunca llegaremos a saber si esta rubia divorciada quería ser educada con su nuevo vecino, o lo que buscaba es un polvo rápido. Digo esto porque, cuando ella se presentó en la casa del nuevo inquilino, él la invitó a un café; pero en cuanto vio que no iba a poder ofrecérselo, no dudó un momento en ponerle su polla en las manos. O más bien en la boca, porque la cerda vecina no tardó ni dos segundos en ponerse de rodillas, encantada con la idea de hacerle una felación. Así las cosas, aquella visita de cortesía acabó en una follada en el sofá; y nunca sabremos si eso había sido la intención, o es que las cosas se dieron así por casualidad.