Viudas que disfrutan del sexo al máximo
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Mi abuela se empeñó en que la acompañara al bingo, y en la mesa coincidimos con una de sus amigas, abuela también de uno de mis mejores colegas. Estuvimos algunas horas jugando, y cuando llegó la hora de irnos, me insistieron para que la acompañara a casa, pues la viuda había venido sola. No me quedó más remedio que hacerlo, pero poco imaginaba que esa iba a ser una noche de sexo. No sé cómo, la vieja me enredó para que entrara a tomar algo para agradecerme el detalle de acompañarla; y a los dos segundos ya se había quitado el vestido y las bragas. Al ver a la señora desnuda, intenté irme, pero ella no lo permitió; y menos mal, porque fue una gozada follar su viejo coño peludo. Ahora, solo pido que no se entere nadie, aunque esto podría llegar a convertirse en un vicio…