La profesora de pilates no era lo que parecía
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Poco imaginaba este chico que, por quedarse a dormir en casa de su amigo, iba a acabar atado al frigorífico y siendo el esclavo de una vieja salida. Se le ocurrió ir a por agua a la cocina en medio de la noche, y como si lo hubiera adivinado, la madre de su amigo lo esperaba allí con fusta y muchas ganas de follar. No quiso montar un escándalo y se dejó comer la polla subido en la encimera, pero ¿a quién quiere engañar? Cuando ella se puso a cuatro patas y se quitó las bragas, ya no podía evitar meter la polla en su coño maduro.