Madura caliente echando una cana al aire
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Ya salía de casa para trabajar esta divorciada tetuda cuando llamó a su puerta el hijo de su vecina. El chico había perdido las llaves de casa, y no podía entrar en su piso, pues sus padres aún no habían llegado. Bueno, la mujer mayor podía esperar un poco, así que invitó al chico a entrar y se ofreció a hacerle compañía. Estaban hablando cuando se fijó que el chico no dejaba de mirarle las tetas con ojos brillantes, estaba claro que la deseaba. Bueno, siempre había querido follar con un jovencito, desde que era una mujer madura estaba muy interesada en los veinteañeros. Sintiendo que con sus provocaciones se le ponía la polla dura, no tardó más en lanzarse a conquistar al yogurín.