Tiene usted unas tetas muy ricas señora
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A esta señora le consta que su marido le pone los cuernos cada vez que se le antoja, hasta que la mujer ha pensado: ¿y por qué no yo? Si el esposo es un putero, no podrá cambiarlo, y tiene dos opciones: o se divorcia, o le paga con la misma moneda. Nunca pensó ser una esposa infiel, pero una vez decidida, le causó excitación elegir con quién iba a tener su primera vez fuera del matrimonio. Fue a lo seguro, buscó en una web de contactos, y contrató a un escort para quedar en un hotel. La rubia cincuentona quedó encantada con la follada, y con esa polla juguetona que ella restregó contra sus tetas hasta que se corrió.