Desde el principio la relación entre este tío y su madrastra estaba bastante viciada, porque nada más echarse el ojo en la cena donde se conocieron, ya se deseaban. Claro que ninguno dijo nada, por un estúpido complejo de culpa, y pensando que así respetaban al padre y marido; pero se fue al traste cuando a las pocas semanas ya se acostaban juntos. A pesar de que nunca habría pensado que le gustara follar con maduras, su madre postiza lo pone muy cachondo, duro como una piedra. Y cuando se viste de blanco en plan puritana es cuando más lo vuelve loco; pero debe ser recíproco, porque entonces es cuando ella tiene el coño más mojado, listo para recibir su follada.