Y este universitario que pensaba que pagarle a su casera el alquiler en carne era un puntazo, y ahora bien que se está arrepintiendo. Oye, que en principio le pareció un chollo tener casa gratis si le tenía que echar a esta viuda… ¿cuánto, un polvo a la semana? Pero nada de eso, la tía quería un servicio completo, digamos cinco de siete. Y bueno, al principio no tenía queja, porque estaba teniendo más sexo que en toda su vida, aunque fuera con una mujer mayor. Pero con cada follada la puta madura se volvía más exigente, y más apasionada, y más caliente… Ahora no tiene forma de salir de este círculo vicioso, nunca mejor dicho; pero te juro que el chico está a punto de la extenuación, y de la hidratación de tantas corridas que le saca a su agotada polla.