A veces la vida te da sorpresas y alegrías, como a esta mujer jubilada que pensaba que su vida sexual estaba acabada a su edad, y que tendría que conformarse con los tristes intentos de su marido también jubilado de darle alguna alegría a su coño maduro; pero no contaba con que al piso de al lado se mudara una familia con dos hijos jóvenes, y que su madre le pidiera que les echara un vistazo cuando ella salía tarde de trabajar. Claro que ella como vecina solícita hizo mucho más que eso: tuvo el honor de ser quién introdujera a los dos hermanos en los placeres del sexo, unos chicos que al parecer son un poco cortos con las mujeres, y tampoco muy exquisitos si se conforman con los favores de una madura xxx que podría ser su abuela…