Los sueños húmedos de su abuela se hicieron realidad
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Lo de esta zorra madurita no tiene nombre, y es que es una degenerada a la que el incesto debe ser algo así como un afrodisíaco. Casada con un divorciado, están esperando su primer hijo, y no se le ocurre otra cosa que liarse con el hijo mayor de su marido, al que le saca algunos años más. Y ni siquiera se monta una escena rocambolesca para justificarlo, sino que se lía con él en la cocina, a la hora del desayuno.