Cuando está con su marido delante de otra gente, esta ama de casa siempre demuestra que es ella la que lleva los pantalones y la vara de mando, y él no parece molestarse por eso. Pero todo tiene una explicación: y es que cuando están a solas en la intimidad del hogar, la señora se convierte en una sumisa y su esposo en un castigador, y estos son los roles que se llevan al dormitorio. Y entonces es un espectáculo ver cómo ella se queda desnuda, y recibe toda clase de castigos corporales que parece la ponen muy calientes, aunque al final como siempre se sale con la suya, puesto que su único objetivo es que su marido la folle a tope durante horas.