Estos tres jóvenes exploradores se adentraron en la selva amazónica, buscando una de esas míticas tribus perdidas. Pronto entraron en territorio inexplorado, y al poco fueron rodeados por tres señoras mayores, vestidas con pieles de animales y mirada de depredadoras. Para su suerte, no solo querían comer con la mirada, sino que sus bocas estaban hambrientas por trincar una polla. Mientras las viejas se tiraban sobre los chicos, ellos se dieron cuenta que esas tías eran algo así como unas amazonas septuagenarias. Claro que estas ya no iban a quedarse preñadas, así que lo que buscaban con esta orgía de sexo era claramente darse gusto a sus viejos coños.