Enculada a la madre de su novia varias veces
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Nunca es tarde para que una mujer descubra su sexualidad. Vale, jode mucho que una señora no sepa lo que es un orgasmo hasta después de jubilarse, pero mejor eso que morirse siendo prácticamente virgen aunque su marido la hubiera penetrado mil veces. Una cosa es follar y otra disfrutar pero «de verdad», algo que esta anciana no ha hecho en toda su vida. Por circunstancias de la vida cuando se disponía a cruzar un paso de cebra con su tacataca, un apuesto y amable jovencito la ayudó a cruzar la calle y ella quiso compensarlo. Después de una conversación una cosa llevó a la otra y el chaval acabó masturbándola y haciendo que se corriera a chorros sin parar.