Con razón se dice que hablando se entiende la gente… aunque follando tampoco va mal, desde luego. Y es que este chico universitario estaba muy precupado porque se había quedado en el paro; y seguramente no podría pagarle a su casera un par de meses de alquiler. La gorda divorciada lo esperaba en su casa para hablar del asunto, y en cuanto supo lo que pasaba lo tuvo claro: que le pagare en especies. O más bien en carne, porque tenía muchas ganas de probar esa polla joven, seguramente muy gorda y dura; deseaba que follara su coño maduro durante mucho rato, y esperaba que con cada orgasmo se le olvidara un mes de alquiler.