Cuando se conocieron su novia era una chica rellenita, con tetas gordas y un culo respingón de buen tamaño. Pasados los años, se convirtió en una esposa gorda, con obesidad mórbida, y lo de follar cada vez se complicó más. Sobre todo porque el marido seguía siendo un canijo como en su juventud, lo que dificultaba el sexo, por ejemplo que la milf barrigona se subiera encima. Ponerse él arriba tampoco era la mejor solución, así que con el tiempo aprendió posturas nuevas para poder meterse en el coño maduro de su mujer. Es un tío imaginativo, no hay duda, porque ha conseguido que los dos se corran disfrutando de la penetración vaginal.