De rodillas para mamar una buena polla
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Para una señora casada tan guapa y caliente como esta ama de casa, se entiende que no pueda concentrarse en el yoga mientras un técnico anda tocando los cables de toda su casa. Y no porque le atraiga precisamente la electricidad, sino el cuerpo del maromo en cuestión, musculoso y duro, que la hace recordar que su marido no está en casa y que una canita al aire quedaría en secreto… o un polvazo salvaje que acabaría en infidelidad manifiesta, y lo que es peor, puede que se vuelva a repetir en poco tiempo si siguen llegando tipos así a casa.