Al despertar su esposa no estaba, pero si que vio a la asistenta que llevaba años trabajando con ellos. Aunque ambos eran mayores él sintió por primera vez en tiempo una gran erección matutina, y llamó a su asistenta.

La vieja se sentó a su lado, y él tras explicarle la situación la entendió perfectamente. Eso se lo pagaría como horas extra, pero tenía que desnudarse. Ver a esa mujer tan madura desnuda aun hizo que se pusiera más cachondo.

Se folló a la puta de la vieja, y tuvo claro que desde ese día lo haría tantas veces como pudiera. Su esposa no le ponía cachondo, pero la asistenta se la ponía dura como el cemento.