Juegos guarros con la madrastra japonesa
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Aquí el que no corre vuela y sobre todo cuando las ganas de follar aprietan. La madrastra de este tío consintió que se echara una siesta con ella y eso era poco menos que una invitación a que como mínimo le rozara la polla cuando estuviera dormida. Efectivamente así fue, pero no solo se conformó con un roce y en un momento dado empezó a acariciarle el coño por debajo del tanga. Al principio seguro que la mujer debió pensar que estaba teniendo un sueño húmedo, pero en cuanto sintió la punta de la polla de su hijastro en su coño entendió que aquello era no solo totalmente real, sino lo que hacía años que estaba esperando a que sucediera.