Las armas secretas de una señora ejecutiva
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Esta rubia treinteañera se ha dedicado demasiados años al cine porno como para no saber que una jovencita puede quitarle un papel en un abrir y cerrar de ojos. O, por otra parte, que la madura que mejor juegue sus cartas es la que antes se lleva un papel. Como sea, ella no está dispuesta a que le quiten el protagónico del guión que tiene en sus manos; por lo tanto, pide una entrevista con el productor de la peli para mostrarle sus aptitudes para el papel. Y en cuanto vio que era un tio guapo, no dudó en hacer lo que mejor se le da: follar en vivo para que viera lo entregada que estaba a su trabajo.