Que polvazo le metieron en el taxi
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La familia estaba encantada de que la matriarca quisiera seguir siendo activa incluso cerca de ser una sesentona; por eso no dudaron en apoyarla cuando quiso contratar a un instructor de tenis. Sus hijos recordaban que jugaba muy bien cuando era joven, antes de ser madre y abuela; pero no es que ella estuviera pensando precisamente en retomar su afición. Porque en cuanto conoció al joven instructor, la señora mayor empezó a sentir unos calores en su coño maduro que hacía años no sentía; y en vez de que le enseñare su saque, ella prefirió enseñarle sus tetas gordas.