Puta en limusina atiende a dos viejales con pasta
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A pesar de ser ya una mujer jubilada, a esta casada alemana no se le han quitado las ganas de follar, y mucho menos de provocar. Lo bueno es que no es una esposa infiel, sino que todas las guarradas sexuales que se le ocurren, las hace con su marido. Y así, el pobre hombre se encontró con ella vestida con el traje típico de Alemania, o al menos una versión parecida; y todo para que su mujer lo pusiera caliente mostrando sus curvas y el canalillo de sus grandes tetas. Así que se puede ser madre y abuela, pero también una mujer cachonda una vez pasados los sesenta.