Craso error el de mandar un pintor a casa cuando mi  mujer estaba a solas con él. Claro que no pensé que la muy zorra estuviera tan necesitada de sexo; o es que es una ninfómana que no puede controlarse al tener a un macho tan cerca. Como fuera, se presentó ante el pintor con un corsé y unas medias, dispuesta a hacerle a este tío la mamada de su vida. Y lo consiguió seguramente, porque el tipo no tardó ni dos minutos en inclinarla sobre la escalera de aluminio y meterle la polla en el coño. No contento con eso, también le jodió el culo a la cerda de mi mujer.