A la japo peluda le hacía falta un buen orgasmo
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Estos dos cerdos han debido de pensar que la madura tetona era su puta particular; y lo sería, si es que supieran que ambos andas detrás de ella para follársela. Primero, es el hijastro, que importándole muy poco el sexo incestuoso, se lanza sobre su madrastra para comerle las tetas y follarla a saco. Luego, el padre y marido también quiere tema, como tiene derecho; y sin saberlo, vuelve a penetrar el coño maduro de su mujer, que ya ha follado y corrido su propio vástago. En esta familia el sexo a dos bandas ya se ha hecho cosa normal, y la zorra gordita es la que disfruta por partida doble.